lunes, 7 de febrero de 2022

Criatian Lagos, "Culebrón", poema.

Cristian Lagos Lagos (Villacura, Región del Bío Bío, 1975). 

EL proyecto "Conociendo a los poetas regionales", ejecutado por Hugo Alister Ulloa en Temuco, recoge su poema "Estación a Solas"; luego, en 1999, funda el taller de literatura "Huitral MAPU" (Telar de la Tierra). Desde este espacio convoca a otros actores culturales de Curacautín, desembocando en una actividad anual denominada "Encuentro de todas las Artes". Años más tarde éste espacio también se hace extensivo a otros artistas de la región. Así mismo se integra al movimiento Poetas de la Lluvia, organizado por Olga Toro Muñoz, y logra el año 2000 el primer lugar en el concurso "Lautaro a su hijo Jorge Teillier". Su trabajo literario se hace presente en diversos espacios digitales; participa en iniciativas poéticas tanto en el sur de Chile como en Argentina. Con el objetivo de difundir la literatura del sur de Chile y la Patagonia es que aparece el díptico "El camino del choike; identidad y literatura". Del mismo modo recibe el premio Novena Utopía, otorgado por la Universidad Católica de Temuco. Participa en el documental "Los cines de cuello negro del Lago Budi", del realizador Juan Carlos Gedda. Participa de actividades de la carrera de Bibliotecología de la Universidad de Playa Ancha, Feria del Libro y Encuentro de Escritores Mercosur, en Argentina, además de tertulias literarias en la modalidad de plataformas virtuales en  Chile, Perú, Colombia y Argentina. A  partir del 2010 fija residencia en la ciudad de San Fernando, donde participa de encuentros, realiza talleres de poesía y se integra a diversas iniciativas culturales de la zona.

Bibliografía. "En el país de los espejos quebrados" (2000, Ediciones Cagtén); "En el puerto de agua fría" (2005, Ediciones Pincheira Alderete); "Huesos transhumados" (2006, Ediciones Mis Primeros Pasos); "Otra orilla otro invierno" (2012, Ediciones Ajiaco); "Michay" (2020, Ediciones La Otra Costilla); "Cardal" (2021, inédito).
 



C U L E B R Ó N

I.

Lo comprendo todo. Verás 
El viento que llega a cargar mis hombros 
Como durmientes o tablas me agarrota las piernas. 

Como el fogonero también yo espero sumergido en mis cavilaciones
Frente al fuego se reanudan las conversaciones sobre el infinito.

Dos caballos de agua detenidos en el azul 
esperan oír mi voz como tres pitazos cortos. 

II.

Mi lengua semejante a un traro cruza 
el viento retorcido por las aspas de una rueca. 

En lo más de mis huesos quedan temblando los goznes 
y las puertas caen un abismo infinito y duradero.

Frente al cielo la imagen perenne de tus de ojos me consuela.

III

[el picoyo empuja la bandera de tus manos 
Perennes y enaborladas como dos faros emergiendo de la niebla 
hermosas pero mudas...] 

Aquí aquí aquí dice la sangre detenida en las arterias de un árbol que trae en su ropaje azul la médula y la harina. 
Aquí aquí aquí y en quienes cantan pulsando una tripa de caballo mientras nieva aún sabiendo que están muertos.
Sin embargo los parajes solitarios en cierto modo son parecidos a mí cuando caigo 
de los techos al suelo con la estrella encendida de la espera. 


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