lunes, 2 de marzo de 2020

Hugo Villar Urrutia, poemas del tiempo, la ciudad y los caminos.




Hugo Villar Urrutia (1981) es un escritor, creador audiovisual y profesor universitario de Talca. Villa ha publicado los libros de poesía y cuentos “Extramuros” (2015) y “El Impostor” (2016), además de participar en la antología de poesía social “Verbo Latente” (2018). Es columnista del suplemento “Temas” de diario El Centro y publica sus cuentos en el diario rural Sanclementino.




Hotel París

Creo que todos hemos perdido.
Aún recuerdo a la chica que ligaba con todos,
–Esta ciudad no te sienta bien– dijo ella,
mientras subía las escaleras del Hotel Paris.
“La gente está loca”, repite Bob Dylan.
Creo que la vida es hostil
y las noches largas,
como una carretera ciega, como un Cristo falso.
Aún sigo sentado esperando el tren que lleva a la ninguna parte,
esta gente está cada vez más loca,
Olivia se masturba en la cocina, mientras tú eres tu propio enemigo,
ya no pasan las horas. Siempre quise asesinar a alguien
en un infierno infinito, con el olor de la tierra y la sangre.
Creo que todos hemos perdido alguna vez,
corriendo en cámara lenta, desesperados pero solos
aferrados a la nada.
Los muertos te susurran mentiras al oído.
Creo que necesitamos lo mismo que los otros,
un boxeador pasa con una cruz al hombro,
alguien enciende un cigarrillo.
Creo que todos hemos perdido algo
y seguiremos perdiendo, por mil años.
–Ese rostro no te sienta bien–, dijo ella,
mientras lavaba sus genitales
en el baño del Hotel Paris,
“la gente está loca”, piensa el boxeador,
mientras come pan y porotos,
mientras la resaca sea cada vez más triste
y la pena de Dios, más negra.



El tiempo y las cosas


Y murió mil años
con las madrugadas
ardiendo.
Ya no recuerdo qué es el tiempo,
ni la mitad de las cosas,
esta ciudad es tan negra,
como las noches negras,
como el humo negro,
y los cementerios temblando
sin preocuparse de las cosas
ni el tiempo,
ni el sonido del ser,
la nada es tan triste.
Soy como el fracaso del tiempo
y las cosas.



Talca On The Road

Con calles azules, aromos y pobreza,
con tierra, plazas y escuelas,
Talca cínico con héroes de mentira,
con lluvia y circo,
con arquitecturas rotas, sangre y sudor
con sombras de ríos, con travestis, putas y borrachos,
Talca con Londres, con  Paris, Amberes
Frankfurt y Buenos Aires,
con la infinitud de las ciudades que no son ninguna,
con el olor a espanto dando vuelta en la Once Oriente.
Talca con Teófilo Cid orinando en la Alameda,
con Independencia, Galilea, Edén,
con Padre Hurtado, San Luis y San Miguel
sentados en la esquina,
con mote y huesillo,
con soledad y rabia,
Talca oscuro y siniestro,
con los siglos sobre el hombro
de pie frente a la muerte
con frío y niebla,
con amor y barro,
Talca sacudido y herido, hundido en el polvo
con niños moquillentos y perros famélicos
Talca ahogada en el Claro
con literatura y olvido
con Gómez-Correa y Donoso
con Apolo 13, Zepelin y Oasis
con la Pecos Vil llorando frente al espejo.
Talca con furia y zapatos,
con viejas cochinas y siete tetas
con la virgen montada en la punta del cerro.
Talca de los aguaceros colosales
con extramuros y cementerios
con los puños firmes y los dientes apretados.
Talca con hambre, soledad y destino
con los espejos rotos y las ventanas abiertas.
Tarde de Talca,
con braseros en el crea,
inmensidad a la vuelta de la esquina.
Talca de abismos infinitos sentados en el camino.


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