Hugo Villar Urrutia (1981) es un escritor, creador audiovisual y profesor universitario de Talca. Villa ha publicado los libros de poesía y cuentos “Extramuros” (2015) y “El Impostor” (2016), además de participar en la antología de poesía social “Verbo Latente” (2018). Es columnista del suplemento “Temas” de diario El Centro y publica sus cuentos en el diario rural Sanclementino.
Hotel
París
Creo que todos hemos perdido.
Aún recuerdo a la chica que ligaba con todos,
–Esta ciudad no te sienta bien– dijo ella,
mientras subía las escaleras del Hotel Paris.
“La gente está loca”, repite Bob Dylan.
Creo que la vida es hostil
y las noches largas,
como una carretera ciega, como un Cristo falso.
Aún sigo sentado esperando el tren que lleva a la
ninguna parte,
esta gente está cada vez más loca,
Olivia se masturba en la cocina, mientras tú eres tu
propio enemigo,
ya no pasan las horas. Siempre quise asesinar a
alguien
en un infierno infinito, con el olor de la tierra y
la sangre.
Creo que todos hemos perdido alguna vez,
corriendo en cámara lenta, desesperados pero solos
aferrados a la nada.
Los muertos te susurran mentiras al oído.
Creo que necesitamos lo mismo que los otros,
un boxeador pasa con una cruz al hombro,
alguien enciende un cigarrillo.
Creo que todos hemos perdido algo
y seguiremos perdiendo, por mil años.
–Ese rostro no te sienta bien–, dijo ella,
mientras lavaba sus genitales
en el baño del Hotel Paris,
“la gente está loca”, piensa el boxeador,
mientras come pan y porotos,
mientras la resaca sea cada vez más triste
y la pena de Dios, más negra.
El
tiempo y las cosas
Y
murió mil años
con
las madrugadas
ardiendo.
Ya no recuerdo qué es el tiempo,
ni la mitad de las cosas,
esta ciudad es tan negra,
como las noches negras,
como el humo negro,
y los cementerios temblando
sin preocuparse de las cosas
ni el tiempo,
ni el sonido del ser,
la nada es tan triste.
Soy como el fracaso del tiempo
y las cosas.
Talca On The Road
Con calles azules,
aromos y pobreza,
con tierra, plazas
y escuelas,
Talca cínico con
héroes de mentira,
con lluvia y
circo,
con arquitecturas
rotas, sangre y sudor
con sombras de
ríos, con travestis, putas y borrachos,
Talca con Londres,
con Paris, Amberes
Frankfurt y Buenos
Aires,
con la infinitud
de las ciudades que no son ninguna,
con el olor a
espanto dando vuelta en la Once Oriente.
Talca con Teófilo
Cid orinando en la Alameda,
con Independencia,
Galilea, Edén,
con Padre Hurtado,
San Luis y San Miguel
sentados en la
esquina,
con mote y
huesillo,
con soledad y
rabia,
Talca oscuro y
siniestro,
con los siglos
sobre el hombro
de pie frente a la
muerte
con frío y niebla,
con amor y barro,
Talca sacudido y
herido, hundido en el polvo
con niños
moquillentos y perros famélicos
Talca ahogada en
el Claro
con literatura y
olvido
con Gómez-Correa y
Donoso
con Apolo 13,
Zepelin y Oasis
con la Pecos Vil
llorando frente al espejo.
Talca con furia y
zapatos,
con viejas
cochinas y siete tetas
con la virgen
montada en la punta del cerro.
Talca de los
aguaceros colosales
con extramuros y
cementerios
con los puños
firmes y los dientes apretados.
Talca con hambre,
soledad y destino
con los espejos
rotos y las ventanas abiertas.
Tarde de Talca,
con braseros en el
crea,
inmensidad a la
vuelta de la esquina.
Talca de abismos
infinitos sentados en el camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario