Jennifer Constanza Arevalo Bravo. Liceana de 16 años, nacida en Valdivia, andariega de ciudad en ciudad, nutriéndose de experiencias, actualmente vive en Talca. Desde niña gira en torno a la escritura, queriendo ser escritora, escribiendo su juventud en verso.
1.
Recuerdas untar nuestras pieles, bajo olas,
En su lecho pleno que ahora
Entrecortado se asoma,
Gargajeando emociones bravas,
Y donde los pinos yacían,
Ya cada uno de ellos me has apartado.
Te adueñaste de la paz de mi cama,
Que ahora resucita
Ese aliento sin sabor, emoción.
Aun te arrastras, apenas
Saboreando mi partida.
Con la garganta atragantada de pudor,
Con escapes que se cristalizan
Y que han de enredarse
Una y otra vez en ti.
Ya sólo quiero perecer
De tu corazón envidioso,
Me he cansado de ser
Aquel terreno que roes, maltratas,
Tan sólo quisiera
Jamás haberte dedicado el encuentro
Y que de mí cesaran los amores.
¡Ay, mi corazón, cuán adolorido!
Déjame de una vez,
Ya suspender de tu cuello,
Extinguirme, ausentarme,
Déjame vivir, sin ti.
2.
A brisa mínima
Repercute en mí
La falta del palpar materno,
Y las heridas que hoy rechinan en mi puerta,
Exhibidas, innegables ante mí,
Una amargura
Es la que retuerce antiguos huesos
Que hoy son mi caminar,
El despertar pasivo
Agresivo ha de susurrar
¡Y las respiraciones inocentes, juguetean!
Tú, tan lejana niña pequeña,
La poesía escarbando bajo tu espalda,
Sacudiendo, reviviendo temores infantiles
¡Que hoy a corazón sordo he de callar!
No te niegues, no extingas al dolor.
Pequeña niña, dime
¿Qué tal bate el viento en aquella felicidad?
¿Aún tus pupilas claras ven?
Recuérdame, contágiame
Una atroz risa
Que me manche de llanto,
Que me ahogue las pupilas,
Que estremezca y sofoque.
Pequeña niña, dime
¿Cuál fue tu recitar?
Ante la extinción del pecho y amamanto
¿A qué mar negado fuiste a atravesar?
Que hoy miles de gotas antiguas y enterradas
Caen sobre mis pies
Y más frescas que cualquier dolor
Recobro aliento
Y ya la niñez me despidió,
Un pequeño desespero.
3.
No te entiendo
Y me lastima no entenderte,
Me duele ver que no soy
Lo que esperas ante tus pies,
Y que tan sólo soy
Un ramaje de sueños frustrados,
Que tan sólo soy tus piernas
Jóvenes e imparables,
Sufrimientos sin terminar
Y ese amargo tragar
Que siempre me contagias al encuentro,
El odio enmudecido,
Tan fácil solía ser
Que la rabia resbalara,
Saborear tus palabras
Y en consuelo
Perecer
Siempre,
En espera del perdón
¿No es para ti triste?
Hacer de mis recuerdos
Hileras de ladridos
Violentos, descontrolados
Y de mis huesos
Abundar el dolor,
Hacer de mí
Sensible
Y tu recuerdo
Aun traumatizado,
En mi boca, respirar inocencia
Y omitir alguna culpa,
Reconocer mis cicatrices
¿No es para ti triste?
Ir en mi sangre,
Ser mi padre
¿Duele?
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